I - La primera en la frente

No bastó con la segunda, ni la tercera ¡ni la cuarta!
Aunque dejaron de cebarse con la frente, tuvo que llegar la vigésima para que Nicanor aprendiese la lección: es mejor contar hasta veinte antes de divulgar nada que se pueda volver contra uno mismo.
Y si no se vuelve contra uno mismo, lo hará contra alguien próximo, seguro.
Mejor contar hasta veinte y luego no contar nada de nadie que no sea estrictamente bueno: se tarda menos en aprenderlo y es menos doloroso.

Comentarios